Había una vez.....un Maestro
Actualizado: 21 oct 2022

Dice la RAE, que maestro es alguien de mérito relevante entre los de su clase.
Pienso que hasta ahora en mi experiencia con el yoga me he cruzado con unos tres maestros y los califico así porque destacan entre el resto por su conocimiento e implicación con su práctica. Me considero una simple profesora y ojalá algún día llegue a ser una maestra, porque los maestros son aquellos que han integrado a través de la experiencia real los conocimientos de los que hablan y ello se traduce en una sonrisa como la que veis en la foto, en una Presencia y en una livianidad patente en su manera de ver la vida, lo cual no quita para que sean personas y tengan sus problemas, no son dioses, (cosa que hay gente que cree) sino simples mortales que han evolucionado hacia un mayor conocimiento y una mayor libertad.
El lunes pasado tuve la suerte de asistir a una clase con Surinder Singh y de verdad que fue un placer oirle hablar y ver como comparte su experiencia. Me gustó cómo integra el conocimiento holístico en la práctica de asanas. La clase iba a ser sobre pranayama, aunque acabó siendo sobre torsiones y sólo un poquito sobre respiración. El caso es que me quedé con algo que me pareció muy importante y que pocos profesores destacan en sus clases y es la “intención” con la que realizas tu práctica, sea poca o mucha. Esa intención según Surinder y a la que me suscribo, es que la respiración consciente y por ende el yoga en general debe tener la intención de purificar la mente, de dejar de darle todo el protagonismo, de ponerla en un segundo plano a través de Pratyahara (llevar los sentidos hacia adentro) y de ahí pasar a practicar Dharana (concentración) logrando entonces entrar en Dhyana (estado de meditación) y por último ascender a Samadhi que es ese estado de unión con todo y con todos, la verdadera esencia del yoga, cambiar el estado de nuestra mente de un estado frenético de generación e identificación de pensamientos a un estado de calma. En última instacia dirigir a los caballos que llevan nuestro carruaje y que no sean ellos quienes nos dirijan a nosotros.
Hace poco leí que el objetivo o la naturaleza de la mente es crear “problemas” y posibles soluciones a esos problemas, que su objetivo no es hacernos felices, no está diseñada para eso, somos por tanto nosotros, los responsables de nuestra felicidad y para ello, la meditación, el yoga y el arte son vehículos que nos van a guiar hacia ello, porque implican un alto grado de concentración. Podemos generar estados efímeros de felicidad comiendo algo rico, dando un paseo o pasando un rato con un ser querido, pero esos ratitos son fugaces y a través de yoga lo que buscamos es un estado de calma duradero y casi permamente.
Os animo a empezar una práctica de 21 días de meditación. Se trata de buscar un sitio agradable donde poder sentarte, cerrar los ojos y respirar. Mi propuesta es empezar con 5 minutos de respiración consciente, puedes contar las respiraciones que haces en esos 5 minutos, intentando hacer 21 sin distraerte. Si te distraes, vuelve a empezar a contar. La invitación es ir viendo qué pasa a lo largo de los días e ir incrementando el tiempo de práctica si estoy a gusto, hasta llegar a…..donde tu mente te permita.
Namaste